Aunque quiera decir adiós, duele

martes, 22 de septiembre de 2009

A pesar de tenerlo bloqueado en skype, hoy recibí un mensaje del futuro ex esposo. Me avisa o restriega, no lo sé, que la cita con el juez es en una semana. ¡Una semana! Reviso la bandeja de entrada de mi correo electrónico, buscando un correo de mi abogada-amiga donde me diga eso. No hay nada y no lo entiendo. ¿Por qué avisarle a él y no a mi? ¿Por qué la cita en una fecha donde ella sabe que no estoy disponible?

- Ayer le escribí, preguntándole sobre la cita. Me respndió hasta hoy, que la cita la puso el juez para el 30 de septiembre.

En algún momento le digo:

- Quizá a mi no me lo ha dicho porque yo no estoy encima de ella preguntándole cuándo quedaré divorciada.

Lo sé, comentario innecesario, de dolor y de lo que murieron los quemados, de ardidos. No lo puedo creer. Mi hermana me ve llorar y pregunta si él se está portando grosero conmigo en la conversación. Y no, en realidad no, es sólo un hombre hablando con la que fue su esposa pero que ya desea romper ese lazo.

- Entonces, ¿por qué lloras?
- Por nada.
- ¿Cómo nada?
- Nada en especial. Yo también quiero el divorcio, es sólo que duele. Duele mucho.

No paro de llorar, trato de reír, pero no puedo, mi cara, mi pecho, mi alma necesita llorar. Ni la presencia de mi sobrina me detiene, es más fuerte que yo. Busco a alguien en línea que me diga ¡algo! cualquier cosa que me haga creer que habrá sol. Hay veinte personas en línea y a nadie le digo nada. A quien le digo, no está online. Es una señal, me toca vivir esto sola.

Me rompe pensar que cortaré esta visita a mi hermana y familia dos semanas antes de lo planeado. No me quiero ir, y menos, por esa razón. Se supone que tendría cinco semanas para prepararme para ir a firmar. Para volver a encontrarme con él. Para volver a sentirme celofán por el que ahora ve através de él. Para decirle a un juez o jueza que ya está bien pensado, que no quiero un matrimonio con él, que ya todo está intentado y que estaré mejor sin él.

Le llamo a la abogada y no la encuentro. Mi hermana llama otra vez y deja un mensaje. Veo mis mensajes del programa "One day at time" y el email que leo sugiere que es tiempo de decir adiós a las pérdidas. Que hacerlo ayudará a recuperarme. Hay dos ejercicios:

1.- Escribir una carta. Sería una carta de coraje, donde vaciaría todo mi enojo hacia mi ex. Luego pondría dos sillas frente a frente. En una me sentaría yo y en otra imaginaría a la otra persona. Leerle la carta sería como deshacerme de todo ese enojo. Según dicen es liberardor.

2.- Escribir una carta de perdón. Diciendole a la otra persona cada cosa que deseo perdonarle o que imagino que debería hacerlo para dejarlo ir. El email dice que esta carta se puede hacer una o veinte veces, las necesarias, para soltar resentimientos por el otro.

Ninguna de las cartas tiene destinatario real, es un trabajo personal para decirle adiós a las pérdidas. Hoy no me atrevo a hacerlo. Para decir adiós se necesita valor y hoy, como últimamente, no lo tengo. Al principio del proceso estuve muy puesta, muy segura. No sé que me pasa ahora. Intento consolarme al pensar que es parte del duelo, que tanto sube y baja emocional es normal por el divorcio.

El resto del día se lo ofrezco a Dios, pidiéndole que me de el valor para decir adiós a lo que se perdió. AMÉN.

3 comentarios:

Anónimo,  10:48 p. m., septiembre 22, 2009  

Hola Bárbara:
Quisiera acompañarte por estos breves segundos que ha de durar esta misiva.
Tu estarás mirando esta ventana virtual a la que llamamos pantalla, mientras yo estaré del otro lado frente al teclado, buscando o mejor dicho hurgando entre las teclas, tratando de encontrar una palabra, distinta, una que no hallas leído, una que no hallas escuchado, una que te pueda traerte un segundo de sosiego, o una que te devuelva por un ápice de tiempo una sonrisa. Sigo buscando.
Es difícil escribirte. Y es difícil porque tú lo haces muy bien. No me siento a tu altura, se que no estoy a tu nivel, pero necesito hablarte, decirte algo. Quisiera abrazarte con mis palabras y hacer con ellas un escudo para que el dolor no pueda tocarte. Quisiera cargar tu cruz aunque sea por un instante y que pudieras tomar un aire.
Te leo y me doy cuenta que tú eres más que yo. Te leo y trasluces tu conocimiento, sabes todo lo que tienes que saber, tienes todas las respuestas, sabes todos los caminos, sabes lo que va a suceder, sabes lo que tienes que hacer, pero… por momentos te quiere ganar el dolor.
Humano es el temor Bárbara. Si hasta Cristo siendo Cristo en el Huerto de los Olivos pidió que apartaran de Él el cáliz. Y superando aquel instante afrontó su destino y con él, el de toda la humanidad.
Bárbara, ve y haz lo que tú sabes tienes que hacer… Pero recuerda, que personas como tú, pueden caer mil veces pero nunca serán vencidas. Te podrán arrancar las lágrimas pero no tu dignidad. Llena tu pecho de orgullo, siéntete plena de ti misma, guerrera de mil batallas. Tú eres como aquella madera que podrán cortar, pero de la que nunca harán leña. Has de trapos una bandera y de tripas corazón. Inventa de una mueca una sonrisa. Demuéstrate a ti misma que eres tan grande como trasluces ser.
Bárbara, no te escribo por lástima, te escribo por admiración. Pisa fuerte, aguanta de pie, lucha contra tus temores y vence. Dios esta de tu lado y Él es más grande que todos tus problemas juntos.
Cuando llegue ese minuto, ese instante, en ese lugar, aunque yo solo soy un ser virtual, quiero decirte que no estarás sola. Te entrego toda la fuerza de mi alma para que te haga compañía. Y que Dios te bendiga cada día de tu vida.
¡Arriba, arriba, vamos Bárbara, hay que ponerle corazón!
Estoy de tu lado:

Juan Carlos

Barbara 8:57 a. m., septiembre 23, 2009  

Juan Carlos muchas gracias por seguir nuestro extraño blog. Así como atinas en los comentarios a Peter, hoy sentí el abrazo de tus palabras, gracias.

Tal vez me echaste más porras de las que merezco, pero igual te las agradezco. Te sigo viendo aquí.

Candela 12:06 p. m., septiembre 27, 2009  

Que cosas de la vida, Barbara! Me acabo de dar cuenta de uq un dia como hoy, en 1995, firme mi divorcio!

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