No adelanto el viaje

viernes, 25 de septiembre de 2009

Que no. Dice mi abogada que yo siga con mis vacaciones, que no las cancele por ninguna cita con la juez. Lo que hizo la brava amiga mía y de las leyes, fue retirar la demanda de divorcio. La cual volverá a presentar el próximo jueves, para que entonces nos asignen nueva fecha de reunión. Una, que coincida con mi regreso a casa. Al sujeto nada le decimos. No tiene caso entrar en detalles y por lo tanto, en discusiones. Solo le diremos que se consiguió nueva fecha y punto.

Me relajo para dos semanitas más entre tanto cariño y paz. ¿La neta? No quiero ir a ningún lado. No quiero volver a no sé donde. Ahora y aquí estoy bien. De vacaciones siempre debería vivir. Tengo dos semanas para prepararme para ese día. Pensaré en todo momento en lo que decía mi papá, que hasta a un funeral hay que ir con dignidad. Así iré, digna, amable y bonita. Ni él ni la juez serán lo importante del día, sino yo y lo que siga cuando el papel finalmente exista.

Del alma estoy más tranquila, los sentimientos se tornan menos intensos. El corazón parece que se va quedando solo y los que se van yendo se van llevando la basura. Un día de estos me gustaría poder decir que está completamente cerrado por reparación. Ya lo abriría cuando haya remachado paredes y aspirado polvos de incinerados del pasado. La reinauguración estaría chidísima, con bombos y platillos, música y serpentinas.

Si, hoy estoy esperanzada. Estoy abriendo las ventanas de la casa para que se salga el humo del incendio, haciendo contéo de los daños y saltando los ojos para poder ver en la oscuridad. Nada es más esperanzador que imaginar a Barbara lejos de las cenizas y el dolor.

2 comentarios:

Anónimo,  6:04 p. m., septiembre 26, 2009  

Me gustó este post.
Si hasta me dieron ganas de aplaudirte.
Tú eres una mujer de oro. Y ¿sabes porqué? Porque al oro lo podrán golpear, cortar, trizar, machacar, quemar, fundir o hasta triturar hasta hacerlo polvo, pero nunca dejará de ser valioso. Y así eres tú Bárbara. No importa la adversidad. Nunca perderás tu valía ni tu dignidad.
¡Saludos!

Juan Carlos

Candela 11:55 a. m., septiembre 27, 2009  

Se te echa de menos por el otro blog, que lo sepas... Un besazo enorme!!

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