Confieso

miércoles, 12 de agosto de 2009

Ayer por la noche quise llamarle, no había nada que decirle, solo me arrebató un sentimiento de debilidad, de no querer luchar más, de sentirme estúpidamente sola. Por fortuna, no me atreví a marcarle, porque ya pasaban de las once de la noche, así que le envié un mensaje preguntando si dormía, para entonces marcarle.

No respondió y a los dos minutos de esperar me empecé a alegrar de que no lo hiciera. Entonces me dejé resbalar por la orilla de la cama quedando sentada en el tapete que tengo junto a mi cama. En el trayecto de descenso unas lágrimas hacían lo mismo. Ya en el piso, estallé en llanto. Diría que como pocas veces, pero desde que esto empezó, estallar en llanto, como una niña perdida se ha vuelto, al menos, quincenal.

Me he dado cuenta que aunque el divorcio es de mutuo acuerdo necesito sanar muchas heridas, necesitan dejar de doler. Tengo rabia porque su amor nunca fue suficiente para luchar, ni antes, mucho menos ahora. Lo culpo por la soledad que sentía durante la última etapa de nuestro matrimonio, y lo culpo por la soledad de ahora. Ahí es donde entiendo que me he perdido. Antes habría responsabilidad de su parte, ahora ya no.

En teoría, lo sentimiento que ahora tenga serían cien por ciento responsabilidad mía. Pero no es así. Tengo ganas de dejar de ser civilizada, de gritarle lo estúpido que es, de decirle lo fácil que era haberme hecho feliz, etc. Por fortuna, insisto, no pude hablar con el cuando esas ganas me invadieron.

Hoy, me respondió el mensaje veinte horas después. Hablamos y sin entrar en detalles, solo le dije que tuve un momento de crisis donde me pregunté si estábamos haciendo bien.

- Tu crees que ¿estamos haciendo bien?
- Si ¿no?
- Ok- Le respondí dandome por servida.

Sé lo que pudiera pensar nuestro seguidor del blog. Que tal vez yo quiero seguir casada con él. Tranquilo, dudas las tengo a diario. Lo que hago para disiparlas, es pensar en lo que había en mi matrimonio. Pongo la balanza y hasta ahora casi 6 semanas después de la separación, a diario sigo obteniendo saldo que indica que lo mejor será divorciarnos.

Dicen que es normal tener este dolor. Escucho que es de las peores cosas que puede pasar alguien. Leo consejos sobre hacer y no hacer. Pero nada, maldita sea la cosa, me alivia ni siquiera un poco. Para colmo, el sol no sale y andar en la calle con gafas de sol, con días así, es de locos.

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