Los vaivenes del adiós

Los papeles de la demanda se quedaron en suspenso desde hace dos semanas. Ni por correo electrónico me he atrevido a preguntar si él le quiere hacer algún arreglo. Me pidió que lo hablaramos en persona este próximo fin de semana y parece que así lo haremos.

Es cierto que me atreví a replantear si pudieramos volver a ser un matrimonio. Gracias a una buena desmenuzada del asunto, concluí que no. Que no hay energía en mí para ello, que decido no invertir más de mi tiempo en este asunto que no nos lleva a ningún lado. La vida me ha estado esperando y no la quiero hacer esperar más.

Tal vez, el también se lo replanteó. Tal vez, piensa igual que yo, o tal vez no. Y eso me genera angustia. Por mucho tiempo he deseado una separación por convicción de los dos, en santa paz, tanta como sea posible. Que no sea así, aumenta mis miedos por el futuro. Es como sino quisiera sorpresas.

Falta un par de días para cumplir el tiempo que pidió y nos veremos. Trato de no pensar en ello. Intento continuar con mi esfuerzo de un día a la vez, de no comprar preocupaciones futuras que ya tendrán su tiempo. El fin de semana llegará, la realidad y su postura se revelarán, entoces reportaré aquí mis pensamientos.